SUSANA MARENCO, FIGURACIÓN Y ABSTRACCIÓN
Inés Katzenstein
Revista Artinf, Primavera 1993
La reciente muestra de Susana Marenco es punto de síntesis de su historia. Son trabajos que, vistos en el conjunto de su obra cobran un valor significativo, porque parecen conjugar figuración y abstracción, rumbos que la artista había recorrido como divergentes y en momentos diversos.
En su historia, primero se dio la figura. Marenco la trabajó con una minuciosidad ortodoxa, con ese rigor al que tantas veces induce la práctica con modelo vivo. Más adelante, la artista soltó, desató la pintura acercándose al expresionismo y permitiéndose imágenes más personales. La figura permanecía, pero su estructura se leía rota, desencajada. “En ese momento -cuenta Marenco- comencé a trabajar con las manchas aleatorias que encontraba en la base de la tela,
Líneas decididas separan superficies de color que va tiñendo planos de fondo, como reflejos de los tintes formalizados de las figuras. Allí, en sus fragmentos y siluetas, la pincelada se muestra más suelta en contraste con la coloración fundida de base. Como una constante en su obra, las líneas se chocan y se reúnen en centros oscuros, ordenadores. En los últimos trabajos fueron surgiendo de esa abstracción, formas redondeadas que se adivinan como alas, curvas que se despliegan y a la vez se aúnan en el centro, cuerpo de pájaro o de ángel. Formas que, en su ambigüedad, ponen en duda las clasificaciones, rompiendo la frontera entre figuración y abstracción.